La razón de las cosas

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En 2018 conocí la economía de guerra, y con eso aprender a apreciar las cosas que se tienen. Primero la familia, la vida, la salud, pero también un techo, o comida en la mesa.

En 2019 conocí la economía del desempleo, en donde cada cordoba debe ser estirado hasta el último centavo. Por suerte, también supere ese momento.

En 2020 estoy conociendo la economía de la incertidumbre; de la economía en crisis multiple de Nicaragua, y las crisis mundiales en la salud, economía, racismo y medio ambiente.

En las redes sociales abundan, abundamos, expertos en marketing digital o coaches motivacionales que tratamos de explicar las cosas, darles una razón de ser, incluyendo un Call To Action, un «retorno de inversión» a cada publicación para hacer productivo el tiempo nuestro y el de los demás (pero primero el nuestro).

Explicar las cosas, al menos en mi caso, es un ejercicio de tiempo. De detener las cosas, desarmarlas, ver como funcionan, ensamblarlas de nuevo, y explicarlas. Pero la realidad, en persona o en redes sociales, salta de tema casi de manera inmediata.

Es dificil de explicar lo que pasa, da vertigo. En realidad, a veces desearía no tener ese impulso de explicar las cosas, sino solo de hacerlas o de disfrutarlas; pero siempre pienso «esto podría serle interesante a alguien más», y vuelvo a caer en el vertigo de explicar, de analizar antes de hacer.

Hace dos días rechace un trabajo, pero por las razones correctas. Calcule cuanto tiempo me tomaría manejar cada cuenta asignada, que tiempo emplearía en cada tarea necesaria, y cuantas horas al mes sumaría todo eso. El cliente no acepto el precio, pero era lo correcto. Si el cliente no sabe lo que valen las cosas, ni el tiempo que toman, ¿qué sentido tiene cobrarles si no entiende la razón de las cosas?

El mundo visto desde arriba, analizandolo, da vertigo, pero solo así se pueden ver todas las opciones, todas las posibilidades; y quizas escoger la mejor opción.

El mundo visto al nivel de donde pasan las cosas, a toda velocidad, da vertigo, pero es así que se hacen las cosas; no se dicen, se hacen.

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