Charles Dickens fue un escritor poderoso, y lo sigue siendo. Multitudes que superaban las 2 mil personas se agolpaban en los muelles de Nueva York para esperar el buque que llegaba de Inglaterra con los paquetes de periódicos donde venían los cuadernos con los capítulos de sus novelas, que se publicaban por entregas, como solía hacerse en el siglo XIX, en cuerpos especiales, de donde viene el término folletín, o folletón. La gente arrebataba los ejemplares para leerlos en el mismo muelle.
Hoy en día no son dos mil fanáticos los que esperan los capítulos de una novela en el muelle del nuevo mundo. Millones esperan cada nuevo episodio de Game of Thrones, o una nueva temporada completa de House of Cards, o la serie que sea que este de moda.
En los tiempos de Dickens no había recurso tecnológico para obtener primero los nuevos capítulos. Tenias que esperar el barco. Hoy en día recibes toda una temporada en simultaneo en todo el mundo si estas suscrito al servicio correcto, o esperas unas horas en los sitios piratas. Es como ver deportes en vivo. Cuando juegan los Yankees, los Washington Currys o El Chocolatito quieres saber cuando ganan o pierden apenas sucede, no después. Los eventos culturales son deportes en vivo, y así deben ser tratados.
Pero en las redes sociales existe cierto código de ética de que si ves una serie, debes esperar 1 semana hasta que todos la hayan visto para comentar que sucede. Dios te salve de la furia de un fan de Star Wars que le contarás que Han Solo muere, o que Jon Snow vive al final del 2do episodio de la 6ta temporada.
Ese código es anticuado y debe ser eliminado. «Nada hay más terrible que una ignorancia activa», y en las redes sociales no solo la ejercen, la toman de bandera, como una una fe inquisidora y absolutista.
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